1. Primero, revise su despensa y refrigerador
Hacer una lista suena como una solución obvia, pero soy consciente que no la he hecho muchas veces.
Siempre termino gastando más de lo que me gustaría y termino duplicando productos en mi despensa.
Hacer una lista y apegarse a ella podría ayudar a evitar la cantidad de compras impulsivas innecesarias o tener guardado productos que no necesita.
La planificación de comidas con algunas recetas para la semana podría ayudarlo a ahorrar dinero, comprando solo lo que necesita. Esto también le ayudará a reducir el desperdicio de alimentos y garantizar que no tenga que botar artículos vencidos.
2. Compre la marca de la tienda
Comprar la marca de la tienda en comparación con los productos de marca nacional o importados podría ahorrarle hasta un 30% sin cambiar mucho el sabor ni la calidad nutricional.
3. No tenga miedo de comprar enlatados o congelados
Existe una idea errónea común de que los productos enlatados y congelados son menos nutritivos que los productos frescos, pero a menudo ese no es el caso.
También, es un gran truco para ahorrar tiempo.
Los productos congelados se envasan en su punto máximo de madurez, lo que ayuda a preservar el contenido de nutrientes de los alimentos.
4. Compare el precio unitario
El precio unitario le dice cuánto está pagando por unidad básica de lo que sea que esté comprando.
Por ejemplo, con la mayoría de los productos secos y líquidos será por onza o gramo.
Busque el precio unitario de un artículo en la etiqueta junto al costo total.
Hace que sea mucho más fácil comparar cuál es la mejor oferta sin necesidad de sacar una calculadora.
5. Sustituya la proteína de origen animal
La carne de res, el pescado y el pollo suelen ser las fuentes de proteína más caras.
Intente cambiar su proteína a fuentes menos costosas de origen vegetal como tofu, tempeh, huevos o leguminosas de vez en cuando.
Incorporar 1 o 2 comidas sin carne a la semana puede ayudar a reducir significativamente los costos de las compras.
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