Si algunas de tus vacaciones tienen buffet y alimentación de libre consumo, no debería ocasionarte mayor dilema y mucho menos frustración.
Los buffets se convierten en excelentes opciones para aquellos que quieren descansar de la cocina y la realidad es que es una opción bastante práctica cuando las familias son numerosas.
La reactivación en todos los campos ha vuelto, y afortunadamente el sector hotelero no se ha quedado atrás.
Sin embargo, los buffets son el “punto débil” de muchísimas personas, que encuentran en este sistema de comidas una excusa para comer con los ojos y dejarse llevar por el simple antojo, ignorando completamente sus señales de hambre y saciedad y teniendo que lidiar con el sentimiento de culpa que aparece después.
Les aseguro que comer sano en un buffet es posible.
Te desgloso algunos consejos que quizás te puedan funcionar y a la vez permitir disfrutar del buffet de un modo más saludable.
1. Revisa primero todas las opciones disponibles
No empieces a llenar tu plato sin antes darte una vuelta por todo el servicio de comida. De esta manera, podrás decidir que preparaciones te gustaría probar, en vez de llenar tu plato compulsivamente con un montón de comida que luego puede que no seas capaz de terminar.
2. Visita en primer lugar las bandejas de ensaladas y verduras
Para muchos esta parte del buffet es poco atractiva y pase desapercibida. Sin embargo, es importante empezar con una buena ración de vegetales.
Entre sus muchas bondades nutricionales, destacamos que son altas en fibra y agua, lo que las convierte en alimentos muy saciantes y poco calóricos, perfectos para calmar ese apetito inicial.
3. Controla el tamaño de la ración
A veces, tener ante nosotros un despliegue de opciones y cantidades enormes de comida puede hacernos perder la perspectiva de lo que realmente necesitamos comer.
En ese sentido, vale la pena servirse en platos pequeños para que resulte más fácil reducir las porciones que seleccionamos de cada alimento.
Si luego deseamos repetir, será preferible levantarse nuevamente antes de tener a nuestro alcance en la mesa mucha cantidad de comida.
4. Trate de evitar las preparaciones fritas
Estas opciones siempre estarán en los buffets. Y no es de extrañar, estos productos ultraprocesados son un recurso muy económico y fácil de preparar para los restaurantes de libre ingesta.
Estas opciones no tienen un perfil nutricional positivo, son muy ricas en grasas, sal y calorías.
Son alimentos que no sacian, en el corto plazo estaremos necesitando comer nuevamente por todo el desencadenante hormonal que generan en nuestro organismo.
5. Come despacio, y disfruta el proceso tanto antes, como durante y después de la comida (lo que denominamos consciente)
Disfruta probar platos nuevos, saborea con tranquilidad cada bocado.
Probablemente estás de vacaciones, así que aliméntate sin prisa.
Mastica despacio, escucha a tu cuerpo y sobre todo deléitate con la experiencia gastronómica.
6. Si quieres postre, pues come postre
Si después de haber terminado los platos principales y se te antoja algo dulce para cerrar, lo más recomendable será que escojas fruta o algún lácteo sin azúcar adicionada.
No obstante, si no dejas de pensar en el postre azucarado y curiosamente elaborado, no te tortures, acércate y elige el que más se te apetece.
Recuerden que, tan importante es el ser consciente de que el consumo de postres no debería ser la norma como de ser capaz de disfrutarlos sin remordimientos de vez en cuando.
Aprovecho para mencionarles que los buenos hábitos alimentarios no se construyen de un día para otro.
Pero, si seguimos una alimentación adecuada, optar por comidas menos saludables de manera esporádica no tendrá una repercusión en nuestra dieta y salud.