La incidencia de la obesidad ha crecido en el último medio siglo hasta alcanzar proporciones pandémicas, con más de 100 millones de niños (~5% de la población total) y 600 millones de adultos (~12% de la población total) con obesidad en todo el mundo (1)
Esto a su vez lleva asociado el incremento del riesgo de mortalidad. Por cada aumento en 5 unidades en el índice de masa corporal (IMC) el riesgo de mortalidad aumenta un 30% (1,2).
La manera en la que los seres humanos regulamos nuestro peso corporal hace que la ganancia y la pérdida de grasa estén muy reguladas por factores que en muchos casos podamos controlar.
La ecuación calórica
El equilibrio de calorías almacenadas y quemadas depende de su composición genética, su nivel de actividad física y su gasto de energía en reposo (la cantidad de calorías que cuerpo quema mientras está en reposo).
Si quemas constantemente todas las calorías que consumes en el transcurso del día, mantendrás tu peso.
Si consumes más energía de la que gastas, ganarás peso.
El exceso de calorías se almacena en todo el cuerpo en forma de grasa. Su cuerpo almacena esta grasa dentro de células grasas especializadas (tejido adiposo), ya sea agrandando las células grasas, que siempre están presentes en el cuerpo o creando más.
Si disminuye su ingesta de alimentos y consume menos calorías de las que quema, o si hace más ejercicio y quema más calorías, su cuerpo reducirá algunas de sus reservas de grasa.
Influencias genéticas
Los genes contribuyen a las causas de la obesidad de muchas maneras, al afectar el apetito, la saciedad (la sensación de llenura), el metabolismo, los antojos de comida, la distribución de la grasa corporal y la tendencia a utilizar la comida como una forma de afrontar el estrés.
La influencia genética sobre los trastorno del peso varía bastante de persona a persona.
Las investigaciones sugieren que, para algunas personas, los genes representan sólo el 25% de la predisposición a tener sobrepeso, mientras que otras mencionan influencias de hasta 70% y 80%.
Medio ambiente
Los factores ambientales son las fuerzas externas que contribuyen al sobrepeso y obesidad.
Abarca cualquier elemento de nuestro entorno que nos hace comer más o hacer muy poco ejercicio.
Las influencias ambientales entran en juego muy temprano, incluso antes de nacer.
Los hábitos de la infancia a menudo persisten en las personas por el resto de sus vidas. Los niños que beben refrescos azucarados y comen alimentos procesados y ricos en calorías desarrollan el gusto por estos productos y continúan consumiéndolos cuando sean adultos, lo que tienen a promover el aumento de peso.
Del mismo modo, los niños que ven televisión y juegan videojuegos en lugar de estar activos pueden estar programándose para un futuro sedentario.
En resumen, los entornos actuales nos animan a comer más y hacer menos ejercicio.
Cada vez hay más evidencia de que aspectos más amplios de la forma en que vivimos (como cuánto dormimos, nuestros niveles de estrés y otros factores psicológicos) también pueden afectar el peso.
La ecuación del ejercicio
Nuestra vida diaria no ofrece muchas oportunidades de actividad. Los niños no hacen tanto ejercicio en la escuela.
Muchas personas van al trabajo en carro y pasan gran parte del día sentadas frente a una computadora.
Encontramos problemas para disponer de tiempo para ir al gimnasio, practicar algún deporte o hacer otro tipo de ejercicio.
Si el gasto calórico por ejercicio se ve disminuido en el día, las posibilidades de aumento de peso serán mayores.
Como podemos leer, las causas del aumento de peso son variadas, pero muchas de ellas están en nuestro control.
Se requiere de un poco de conocimiento y mucha voluntad para mantener a largo plazo hábitos saludables que nos ayuden a alcanzar estados de salud óptimos.
Referencias:
GBD 2015 Obesity Collaborators. Health Effects of Overweight and Obesity in 195 Countries over 25 Years. New England Journal of Medicine [Internet]. 2017 Jun 12;377(1):13–27. Available from: https://doi.org/10.1056/NEJMoa1614362
Di Angelantonio E, Bhupathiraju SN, Wormser D, Gao P, Kaptoge S, de Gonzalez AB, et al. Body-mass index and all-cause mortality: individual-participant-data meta-analysis of 239 prospective studies in four continents. The Lancet [Internet]. 2016;388(10046):776–86. Available from: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0140673616301751